Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. 1 Tesalonicenses 5.8
Hay un dicho que dice: "corazón que no ve, corazón que no siente". Por ello es común ver infinidad de personas escondiendo sus obras, obrando en la oscuridad, dando rienda suelta a deseos pervertidos, tal vez confiando en que nunca serán descubiertos, pero cuando esa persona piensa en que puede ser descubierto, tiembla, tartamudea, palidece.
Somos del día y nuestras obras siempre son vistas. Así que cuando confesamos y reconocemos que somos de Cristo, debemos recordar en todo momento, que no importa en donde o con quien estemos. Cristo siempre está con nosotros, contemplándonos, escudriñando nuestra mente y corazón, teniendo paciencia y misericordia para con nosotros, por ello es necesario vestirnos de fe, amor, mansedumbre, para que la oscuridad no opaque nuestra luz, para que podamos vencer al maligno, para que las tinieblas no tengan potestad sobre nosotros. confía en el Señor siempre.
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