El gozo que da Dios

 Esto, pues, determiné para conmigo, no ir otra vez a vosotros con tristeza. 2 Corintios 2.1

Llegar a comprender la paz y el gozo que da el Señor, solo es posible cuando tenemos un encuentro personal con Él. Es un gozo que sobrepasa todo conocimiento, pero ¿qué ocurre cuando al creyente le sobrevienen las dificultades?.

Humanamente se puede flaquear, las rodillas se debilitan, el cuello no dobla para mirar al cielo. La oración parece no llegar al techo. Aún así las promesas de Dios siguen vigentes, el pacto que Él hizo es irrevocable para con los hombres; así que es necesario limpiar las lágrimas, sonreír, y confiadamente recibiremos la respuesta anhelada de parte de Dios, nuestra boca se llenará de júbilo y nuestra lengua de alabanza. Y se podrá seguir compartiendo ese gozo maravilloso con aquellos que aún están angustiados.

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