PRESÉNTATE A DIOS APROBADO

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 2 Timoteo 2.15.

A Dios no se le sirve de cualquier manera, no se le da lo que sobra o aquello que no sirve. A Dios debemos darle siempre lo mejor de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestro servicio, debe ser quien ocupe el primer lugar en todo, no el último. Y nosotros debemos ser los primeros en cumplir y obedecer sus palabras sin ser oidores olvidadizos.

Pues si entendemos bien esto, sabremos que nadie contrata a un obrero para que sentado viendo como los demás trabajan se gane el salario sin hacer nada, ya de por sí, es una vergüenza. De tal forma que si Dios nos llamó como obreros, cumplamos con el trabajo que nos ha sido encomendado. Sirvámosle a Dios con agrado, que el cristianismo no es sentarse en una banca a escuchar (porque el reino de los cielos no consiste en palabras sino en poder), si a proclamar, a anunciar, a edificar. Despiértate tú que duermes, levántate… y te alumbrará Cristo.

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