El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. Miqueas 7.19
De niño siempre me presentaron un Dios el cual si me portaba bien, me iba bien y si me portaba mal me iba mal, un Dios implacable que se sentaba en su trono imponente a juzgarme por cada cosa que hacía. Lamentablemente esta es la imagen desfigurada que muchos tienen de Dios.
Pero cuando realmente conocí a mi precioso Salvador, aquel que estuvo dispuesto a morir por mí, que con su mirada tierna tuvo compasión, que rescató del hoyo mi vida y salvado de innumerables situaciones, que me ha llevado alzado en los momentos más difíciles, entonces comprendí que mi Dios no es el juez implacable, sino que es un Dios de amor, dispuesto a hacer más por mí, de lo que yo pudiese imaginar, es ese Dios el cual no me canso de anunciar y compartir con aquel que quiera escuchar. Conocer a Jesucristo, es lo más grande y hermoso que le puede ocurrir a cualquier ser humano. Él no te está juzgando, solo está con sus brazos abiertos esperando a que tú corras a Él para darte ese fuerte abrazo que necesitas.
De niño siempre me presentaron un Dios el cual si me portaba bien, me iba bien y si me portaba mal me iba mal, un Dios implacable que se sentaba en su trono imponente a juzgarme por cada cosa que hacía. Lamentablemente esta es la imagen desfigurada que muchos tienen de Dios.
Pero cuando realmente conocí a mi precioso Salvador, aquel que estuvo dispuesto a morir por mí, que con su mirada tierna tuvo compasión, que rescató del hoyo mi vida y salvado de innumerables situaciones, que me ha llevado alzado en los momentos más difíciles, entonces comprendí que mi Dios no es el juez implacable, sino que es un Dios de amor, dispuesto a hacer más por mí, de lo que yo pudiese imaginar, es ese Dios el cual no me canso de anunciar y compartir con aquel que quiera escuchar. Conocer a Jesucristo, es lo más grande y hermoso que le puede ocurrir a cualquier ser humano. Él no te está juzgando, solo está con sus brazos abiertos esperando a que tú corras a Él para darte ese fuerte abrazo que necesitas.
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