Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Mateo 8.2
En alguna ocasión le pregunté a
una persona si creía que era salva, su respuesta fue: “¿Quién sabe?”, a la
verdad nadie quiere condenarse pero también es cierto que son muchos los que
prefieren vivir una vida sin compromisos, conformes a la situación cómoda en la
que viven, dejando que otros piensen y hagan por ellos.
Cuando veo la historia de este
leproso, veo a un hombre capaz de atreverse a todo, con tal de ser sano, de ser
salvo de su lepra. Despreciado y desechado por la sociedad, no le preocupa
interponerse en el camino del único que sabe que le puede salvar. La petición
es simple, y la respuesta sublime: “Si quiero”. Dios quiere salvarte, Dios
quiere ayudarte, Dios quiere hacer mucho por ti, pero será que alguno se atreve
a decirle: ¿Señor, si quieres puedes limpiarme, si quieres puedes salvarme, si
quieres puedes ayudarme, si quieres puedes quitar todo lo malo que hay en mí?
El está dispuesto, ¿y tú? ¿Qué quieres?.
Comentarios
Publicar un comentario