Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6.20
La persona suele valorar aquello que le ha costado esfuerzo y sacrificio, pero cuando le regalan las cosas, se tiende a no valorarlo de la misma forma. Es por ello que muchos creyentes no valoran la salvación puesto que la han obtenido como un regalo de parte de Dios.
Pero esta salvación no fue gratis, pues requirió un precio que nadie podía pagar, ha sido el más alto en toda la historia, nada menos que la misma sangre del autor de la vida. De tal forma que valorar esta salvación debería volverse un requisito en nuestras vidas. Saber que ya no podemos mandarnos solos, porque ya no somos nuestros sino que nuestro dueño es Jesucristo, que el mismo autor de la vida, nos volvió a dar vida, pero no para desperdiciarla en vanidades del mundo, sino en dedicarla a Dios.
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