Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. Hechos 8.9
En algún momento un joven me expresó
que se quería bautizar porque deseaba que una sombra que aparecía en su
habitación dejara de asustarlo. Es cierto que Cristo tiene todo el poder y
autoridad, pero lamentablemente el mundo está tan inmerso por el engaño de
aquellos que usan las “artes mágicas” que se ha perdido el sentido del porque
debemos seguir a Cristo.
Algunos buscan el milagrito y se van
tras luces centelleantes, donde le hagan el milagro, otros están por miedo a la
condenación, otros para que mágicamente se le solucionen las cosas. Entender
quien es Jesús, entender que murió por mi para que yo no tropezara, entender
que entre miles de millones de personas me miró y me escogió a mi, debe ser más
grande que cualquier otra razón. Su amor por mi fue tan grande que no escatimó
su propia vida, si eso y todo lo que hace por ti no te enamora, muy seguramente
algo no está del todo bien en ti.
Cuando aceptamos a Cristo, cuando le
conocemos de verdad, cuando tenemos al Cristo vivo en nuestras vidas, ya no
necesitamos el milagrito, porque el verdadero milagro, la verdadera causa de
gozo, el verdadero sentido es que nuestros nombres estén inscritos en el libro
de la vida. Hoy te invito a que tengas ese encuentro personal, a que entiendas
que las artes mágicas, la adivinación y demás, eran en otro tiempo, sin Dios y
sin perdón. pero ahora cuando tienes ese encuentro personal con el maestro todo
lo demás pasa a un segundo plano. Busca primero el reino de Dios y su justicia,
conoce a tu Salvador y el hará. No se trata de magia, se trata de fe, se trata
de creer en Él.
Luis Alberto Moreno
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