Y si repartiese todos mis bienes para
dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no
tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:3
Hay quienes dicen que la fuerza más
poderosa es el amor, y no están lejos, los dos primeros mandamientos son del
amor, Amar a Dios por sobre todas las cosas y amar al prójimo como así mismo. Y
si algo debe reflejar un verdadero cristiano es el amor.
¿Pero que pasa si alguien pelea por
el cristianismo y muere por el cristianismo sin sentir el amor que Cristo nos
dejó?, Eso es lo que convierte a alguien en un fanático religioso, lucha por su
religión, muere por su religión, ataca a otros por su religión, mata a otros
por su religión. Al llegar a este punto, se sabe que el amor de Dios no está
obrando en él, porque ha fallado en el segundo mandamiento, amar al prójimo.
La esencia del cristiano está en
reflejar ese amor que Jesús mismo nos enseñó, vino a este mundo a morir por
nuestras culpas por nuestros pecados, como cordero mudo fue llevado al
matadero, pudo bajarse de la cruz, pudo castigar a todos los que le
crucificaron, pero prefirió perdonarlos. Es hora de practicar el verdadero
amor, un amor sin fingimiento, teniendo a Cristo en el Corazón, honrando a Dios,
no de labios, sino con todas las fuerzas, con toda la mente, con todo el
corazón.
No juguemos más a ser cristianos,
nuestra vida es de él. Esa paz, ese amor que puso en nosotros reflejémoslo
hacia nuestros congéneres. Aprendamos a perdonar, pero más importante,
aprendamos a Amar, los frutos y beneficios que traerán a tu vida, son
invaluables.
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