El dará a vuestra tierra la lluvia a
su tiempo, lluvia temprana y lluvia tardía, para que recojas tu grano, tu mosto
y tu aceite. Deuteronomio 11.14
La lluvia temprana, se esperaba con
ansias para preparar la tierra para la siembra porque esta ablandada la tierra,
la lluvia tardía era necesaria porque era la que producía el fruto. El tiempo
ha pasado, las técnicas han cambiado pero la bendición de Dios sigue siendo
nueva cada día. A pesar de todos los avances aún seguimos esperando la lluvia.
La bendición de Dios es la que
enriquece, Y no añade tristeza con ella. Hoy necesitamos la bendición de Dios
en nuestra vida, hoy necesitamos esa lluvia temprana para que esos corazones
duros como piedra sean ablandados, se vuelvan sensibles a la voz y la Palabra
de Dios pueda ser implantada.
Pero también necesitamos que esa
lluvia tardía produzca fruto en nosotros, que reflejemos al mundo que somos de
Cristo, que somos diferentes, que somos una casta especial, somos nación santa,
real sacerdocio, pueblo adquirido por Dios, nosotros que en otro tiempo no éramos
pueblo, ahora somos hijos por adopción, y esto porque hemos creído en
Jesucristo, quien es el único mediador entre Dios y los hombres.
Esa lluvia tardía la necesitamos para
que nuestro corazón florezca llevando fruto al 30 al 60 y al ciento por uno,
que su bendición sobreabunde en nuestra vida, que seamos llenos del Espíritu
Santo, Hoy más que nunca, en medio de tanta sequía espiritual, necesitamos la
lluvia temprana y la tardía, Aquí estamos Señor, sigue enviando lluvia,
anhelamos tu salvación.
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