¡Oh Jehová, esperanza de Israel!
todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí serán
escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas.
Jeremías 17:13
Pero no os regocijéis de que los
espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos
en los cielos. Lucas 10:20
Muchos nos esforzamos por ingresar a
la universidad, por conseguir nuestra casa propia, por tener el mejor empleo,
ingresar a una buena empresa o formar la nuestra. Si deseamos ser exitosos,
entendemos que lo logramos con esfuerzo y dedicación. Aun así, todo es vanidad
dijo el predicador en el libro de Eclesiastés.
Si los hombres corren por todas estas
coronas corruptibles ¿no será mejor correr por una incorruptible? Hoy tienes en
tu mano, en tu poder decidir donde quieres quede escrito tu nombre ¿en el polvo
o en cielo? pues ¿dónde estás poniendo tu mirada? ¿dónde está tu meta? Si tu
mirada está puesta en cosas terrenales, debes entender que en esta tierra todo
se acaba, que aún la misma carne, el mismo cuerpo vuelve al polvo de donde
salió.
Regocíjense de que los nombres de
ustedes están escritos en los cielos, esto se lo dijo el Señor a sus
discípulos, aquellos que habían puesto su mirada en Jesús, porque poner la
mirada en Jesús es poner la mirada en el reino de los cielos, ya no en cosas
terrenales sino espirituales. Quien se aparta de Dios inscribe su nombre en el
polvo donde será pronto olvidado, quien inscribe su nombre es los cielos, es
porque vivirá y reinará con Él juntamente para siempre. Porque todo el
sufrimiento, el llanto, la tristeza será cambiado por gozo, por una nueva vida,
por una esperanza gloriosa. Esfuérzate para que tu nombre sea inscrito en el
libro de la vida.
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