Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece. Filipenses 4:13
Cuando sentimos por primera vez, que
las situaciones se escapaban de nuestro control, que al cumplir los 18 años no
se nos solucionaban los problemas, cuando no esforzábamos y lo dábamos todo y
aún así nada salía como se esperaba, entonces alguien decía: Bienvenido a la
universidad de la vida.
Pero el tiempo va pasando, vamos
sintiendo las mieles del éxito y el amargo de las derrotas y aprendemos a vivir
con eso. Cada vez nos hacemos más fuertes, al punto de decir, lo que no nos
mata nos hace más fuertes.
Pero todo adquiere una nueva
dimensión (no de cara a los demás), cuando estamos solos en nuestra habitación,
cuando nadie nos ve, cuando sabemos que aún nuestra familia no nos escucha, cuando
la carga, la angustia, la frustración y la impotencia nos sobrepasan. Entonces nos
desmoronamos, ya no hay que fingir, ¿con quien lo hacemos si estamos solos?, es
allí cuando abrimos nuestro corazón y empezamos a hablar con Dios tal vez con
un nudo en la garganta, pero sinceramente. Y el Señor con su voz tierna y dulce
te dice: No temas, porque yo te redimí;
te puse nombre, mío eres tú.
Hoy como Pablo debemos decir, Todo, Todo lo puedo en Cristo quien me fortalece,
si estas en abundancia, aprende a vivir en abundancia, si estás en necesidad
aprende a vivir en necesidad, pero por sobre todo esto, aprende a vivir con
Cristo, Él es tu ayudador, tu sustentador, no he de confiar en lo que pueda
hacer el hombre, he de confiar en la esperanza mía, la roca mía, en Jesucristo.
La victoria ya está cercana.
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