Enséñame a hacer tu voluntad |
Enséñame a hacer tu voluntad, porque
tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. Salmos 143.10
Cuando somos niños queremos ser
grandes ya, cuando somos adultos deseamos ser niños y evitar de alguna manera
nuestras responsabilidades, aun así, siempre queremos tomar nuestras propias
decisiones, hacer nuestra voluntad.
Pero si existe una decisión
importante que tomar, es doblegar nuestra voluntad a la de Cristo, para ello
debemos empezar a escuchar su dulce voz, dejar a un lado nuestro orgullo y
altivez, nos hemos acostumbrado tanto a hacer las cosas a nuestra forma, que no
entendemos que en el reino de Dios todo es diferente y que poco o nada sirve mi
forma, lo importante es hacer su voluntad.
Decirle tu eres mi Dios, va más allá
de simples palabras, es sujetar mi voluntad a la de Él, es permitirle a Él, que
tome el control de mi vida, es abandonar los deseos de la carne, los deleites
del mundo, dejar de escuchar nuestro corazón, puesto que su deseo es inclinarse
de continuo al mal, y amar a Dios por encima de todas las cosas. Decirle, tu
eres mi Dios es decirle, toma mi vida, todo lo que soy, hoy me rindo a tus pies,
pero enséñame a hacer tu voluntad, no lo que quiera yo, sino lo que quieras tú.
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