La oración eficaz del Justo puede mucho |
Confesaos vuestras ofensas unos a
otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del
justo puede mucho. Santiago 5.16
Es habitual creer que Dios escuche
todas las oraciones, pero a través de las Escrituras nos damos cuenta que esto
es tan solo una de las tantas mentiras de satanás para hacernos creer que no
necesitamos acercarnos a Dios. Es habitual creer que Dios escucha a unos más
que a otros, es habitual creer que aunque nunca me acuerde Dios, con unos
cuantos segundos ya Dios me está escuchando.
Pensemos por un momento en esto:
Cuando necesitamos un favor grande de alguien, vamos donde la persona, si hay
que esperar se espera con paciencia, cuando atiende, entonces saludamos
amablemente, preguntamos por la familia, y por último pedimos el favor. ¿Por
qué entonces hemos de creer que con Dios lo hemos de hacer diferente y que con
solo uno minutos es suficiente?
Es necesario entrar en nuestro
aposento, cerrada la puerta oraremos a Dios en lo secreto. Pero no unos minutos,
si queremos respuestas de verdad, si nuestro corazón está afligido de verdad,
derramemos nuestra corazón delante de Dios, no oramos para que las personas nos
vean, oramos para que nuestro Dios nos escuche, es una comunión íntima entre Él
y yo. Es ese momento especial donde me reencuentro con mi padre celestial y no
deseo que nadie me interrumpa. ¿Quieres ver respuesta? ¿quieres ver milagros?
¿Quieres ver a Dios obrar? Pues ¿qué estás dispuesto a hacer? Sacas tiempo para tu familia, tu trabajo,
para lo que no conviene ¿cómo no vas a sacar al menos una hora al día para
hablar con Dios? Si Dios escucha a unos más que a otros, es porque esos unos,
pasan más tiempo hablando con Dios.
Si quieres ser de esos a los que Dios
escucha más, acércate al Señor con corazón sincero, dobla tus rodillas, habla
con Él, no te guardes nada, si hay algo que te avergüenza, no importa,
cuéntaselo, el desea escucharlo de ti, saber que te duele cuando lo ofendes,
saber que él también es importante para ti. Sin importar la condición, esa es
una oración, que Dios escucha.
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