Jeremías 2:22 Aunque te laves con lejía, y amontones
jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo
Jehová el Señor.
Estamos en una
época, donde la higiene personal es tan importante que ayuda a prevenir esta pandemia
mortal que ha causado tantas muertes y de rápida propagación. Hay desabastecimiento
en los supermercados, personas, ciudades, departamentos y naciones en
cuarentena. Medidas extremas, pero necesarias para proteger la vida de los
ciudadanos.
El Señor dice: El
que ama su vida la perderá, pero el que pierde su vida por causa de mi nombre
este la hallará, que bueno sería que así como se afanan por preservar la vida
de los ciudadanos, pudieran escribir sus nombres en el libro de la vida y así
preservar el alma.
Si se desvaneciere
este tabernáculo, este cuerpo, vuelve al polvo, pero el alma deberá dar cuentas
a Dios, no hay Gel Antibacterial, no hay alcohol tan potente, no hay clorox tan
eficaz para quitar la mancha de tu pecado delante del Señor, lo único que lo
puede quitar, es la sangre derramada por Jesús
en la cruz del calvario. Por eso te invito: a que laves tus pecados en
su sangre, métete en el río de Dios, unge tu cabeza con aceite fresco, con la
unción del Espíritu Santo. Dios está hablando, pero la sociedad no escucha, se
sigue preocupando por cosas vanas, con una conciencia cauterizada. Pero si
cierras tus ojos y abres tu corazón, escucharás su tierna voz llamándote,
diciéndote: ven, ven a mi, no pierdas un minuto más, porque dispuesto estoy a
limpiarte de toda tu maldad. Esa si es una limpieza profunda, para que puedas
presentarte sin mancha, delante de Él.
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