Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que
llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también
glorificó. Romanos 8.30
Dios conoce a cada persona desde
antes de nacer, observó que muchos merecían la salvación. Aunque hizo al hombre
libre, este quiso hacerse esclavo del pecado, es por ello que nos escogió a
nosotros, no con un llamamiento cualquiera sino desde antes de la fundación del
mundo, un llamamiento que sobrepasa el entendimiento humano.
CRISTO, ofreció su vida, para que
nosotros tuviésemos vida, nos defendió, antes que supiéramos siquiera decir
mamá, siempre estuvo pendiente de nosotros como buen padre amoroso que es. Se
sacrificó a sí mismo para que fuésemos salvos. No desperdiciemos una salvación
tan grande, ya que Él nos trajo de muerte a vida. Su llamamiento no es un
llamamiento cualquiera, es un llamamiento del único santo, un llamamiento a
vivir en santidad, un llamamiento a vida eterna, un llamamiento santo.
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